Mi nombre es Omar Reyes Valentín, tengo 23 años. Realizo trabajos esporádicos. Estudié turismo aventura, pero no ejerzo en ello e intento dedicarme a la música.
Con el ejercicio me pasó que de repente no sabía qué cosas escribir. La primera vez escribí desde que me levantaba hasta que me iba a acostar o me lavaba los dientes. Pero después iba poniendo lo que yo encontraba más relevante del día. No lo hice días seguidos porque no tenía tiempo, pero alcancé a hacer los siete días.
Me di cuenta de que tengo harto tiempo libre porque en mi día a día intento evitar justamente la rutina. Entonces me hago bastantes tiempos de ocio en general. En realidad, trabajo mucho, pero es un trabajo que no es todo el tiempo remunerado. Como intento dedicarme la mayor cantidad de tiempo a la música, igual eso generalmente se considera como un momento de ocio porque como no estás trabajando de forma esclavizada o por un pago, te tomas tus tiempos y lo haces en el momento que tú decides. Por ejemplo, cuando compones o vas a la sala de ensayo a tocar.
También tengo otras pegas. Trabajo en una empresa de turismo, pero en este tiempo está súper malo porque es temporada baja. Entonces no hay mucha pega y –cuando la hay– es súper esporádica. Te llaman de repente: “Necesito hacer esta pega”. O de repente sale algo en otro lugar y me voy moviendo. Menos mal siempre tengo pega. Nunca me ha faltado la plata, siempre tengo para pagar las cosas que necesito. En el ámbito de la música, ocupo harto tiempo para componer, para practicar guitarra y los días de ensayo también.
Hacer el registro me ayudó a ver lo mucho que me gusta hacer lo que hago. También me hizo darme cuenta de lo que aprecio estar con mi familia. El tiempo que ocupo en estar con ellos y amigos es importante.
Si comparo este momento con cinco años atrás no estaría dedicándome a la música. Estaría preguntándome qué es lo que tengo que hacer y qué es lo mejor. Estaría en un conflicto existencial conmigo mismo. En ese momento estaba saliendo del colegio sin saber qué es lo que me quería hacer de verdad.
En ese tiempo mi rutina era ir al colegio; no prestar mucha atención en clase, pero disfrutar harto el tiempo que tenía con mis amigos. Allí aprendí muchas cosas, pero no era por los profesores sino que por la materia. Mi día a día era levantarme temprano, ir al colegio de mala gana, salir, estar con los amigos, con la familia y tocar guitarra. Componía para mí no más. Tenía el deseo de armar una banda y qué sé yo, hacer cosas mejores. Componer siempre ha estado presente.
Al salir del colegio me tomé un año sabático en donde tuve harto tiempo libre. Pero también estuvo atareado porque realizaba un trabajo no remunerado. Transportaba a un tío que tenía cáncer desde Maipú hasta La Cisterna, y luego hasta el hospital. Ocupé gran parte de ese año preocupándome por eso la verdad. Luego el próximo entré a estudiar turismo. Desde entonces, he continuado trabajando en la creación musical.
Hoy soy un poco reacio a las redes sociales. Me lo cuestiono mucho. Pienso que, si bien sirve para propagar lo que estás haciendo, a la vez te quita mucho tiempo y uno ocupa sus redes sociales o saca su celular a cada momento sin darse cuenta. Antes usaba más mi teléfono. Intento no tener muchas aplicaciones y ocupo lo mínimo las redes sociales. La difusión de la banda está a cargo del otro guitarra y se mueve principalmente por Instagram. Nos llamamos Malditos Vecinos, para que nos escuchen.
Mi trabajo está en la banda. En realidad son dos trabajos. El trabajo que me gusta y el que tengo que hacer para ganar plata. Lo primero es la música y espero que algún día se transforme en algo con lo cual me pueda sustentar. Lo segundo es la pega remunerada. No tengo una fija pero siempre hay trabajo y estoy dispuesto a tomar cualquiera con tal de tener para lo que necesito, que tampoco es mucho. La plata que gano casi siempre la invierto en la banda. El transporte, cosas para la guitarra, pedales. Ese tipo de cosas.
Mi interés por la música nace de muy pequeño ya que en mi familia siempre ha estado la música. A mis viejos siempre les ha gustado y desde que nací hay una guitarra en la casa. Mi papá es guitarrero. Tocaba un montón de canciones de la trova, de Víctor Jara y la Violeta. Entonces me empezó a interesar, agarré la guitarra, fui aprendiendo. Mi viejo me enseñó un par de cosas, después más autodidacta. Y fueron naciendo bandas como emblemas de mis gustos o de mi vida en realidad. Eso me fue ayudando a crecer y darme cuenta de cuál era mi verdadero gusto y hacia dónde quería ir. Comencé a hacer canciones, escribir letras y componer durante un montón de tiempo. Hace como dos años creamos la banda y pude desarrollar mejor lo que venía haciendo hace ya mucho tiempo.
Nunca me interesó estudiar música formalmente porque sentía que la música que podía hacer –más que de la razón o el cerebro– venía del corazón, visto bien románticamente. Entonces sentía que no era necesario aprender las grandes cosas, con el poco conocimiento que tenía podía hacer canciones bacanes.
Para mí algo está bien hecho cuando se pone lo mejor de sí. Cuando le pones corazón de verdad, pasión a lo que uno hace. Y cuando uno se la cree igual. Cuando uno sabe que lo está dando todo. Yo creo que esos son los mejores resultados: cuando uno realmente entrega lo que más le gusta. Siempre tengo la mentalidad de ir creciendo y de ir aprendiendo cada vez mejores cosas. Cuando componemos entre todos, uno se da cuenta de eso y hay retroalimentación de la gente. Cuando escuchas: “oh, de verdad está muy bueno esto”, ahí sé que todo el esfuerzo y todo el corazón da resultados. En el campo de la música se valora la originalidad creo, como intentar hacer las cosas – valga la redundacia – lo más original posible. Muchas veces uno se topa con que quiere más o menos reproducir lo que uno escucha, hacer algo parecido, pero ahí está el punto, en hacer lo más original posible.
Las críticas buenas y malas son igual de importantes porque te sirven para crecer, para ir arreglando las cosas donde tienes falencias. Entonces, en ese sentido, las dos tienen el mismo peso. No sé si hay fracasos la verdad, pero que no haya fracaso tampoco quiere decir que todo el tiempo haya éxito. Hay que mirar las cosas malas que te pasan como un punto de aprendizaje. Y respecto al éxito, se tiende a relacionar con el bienestar económico, pero yo creo todo lo contrario. El éxito va para cada cual y sólo uno sabe en qué consiste. Para mí es conseguir eso que he estado buscando, es encontrar gente que valora lo que tú estás haciendo. Yo creo que ese es el éxito, cuando cumples tus metas. Por ejemplo, hace poco tocamos en un lugar que nos habíamos puesto como objetivo a principios de año. Y salió todo muy bien, como esperábamos. Éxito también fue sentirse seguro de lo que uno está haciendo y haberse dado cuenta que todo el trabajo anterior fue reflejado.
La relación entre el trabajo musical y el dinero es violenta. Quizás ni siquiera existe. Ha sido de pérdida ya que siempre salimos para atrás. Por eso el dinero que yo intento ganar por otros lados lo invierto todo en esto. A veces eso nos duele, pero intentamos trabajar para que un día sea todo lo contrario o por lo menos no salir para atrás, quedar en cero. Nos proyectamos pensando que algún día podremos mantenernos con la música. Por ahora la mayoría tenemos otros trabajos en paralelo y –en gran parte– somos mantenidos económicamente. No para financiar la música, para eso tenemos pegas aunque no son fijas.
No me veo haciendo otra cosa. En realidad, no sé qué más podría hacer. Quiero trabajar mucho para poder cumplir eso que es un sueño que tengo desde hace mucho tiempo.
En el mundo de la música me fui metiendo antes de formar la banda. Tenía un montón de contactos por mis amigos que tocaban y también porque yo era roadie de una banda. Los otros cabros tenían conocimiento, estaban en las mismas. Entonces la primera tocata que tuvimos fue gracias a la invitación de una banda amiga. Y así fuimos tocando y sacando fechas en distintos bares y lugares donde nos ofrecieran tocar.
Mis tiempos son súper irregulares porque las pegas que tengo no son estables ni hay un horario establecido. En los momentos que tengo tiempo libre escucho música, estoy con mis amigos, con mi familia. De repente me meto al computador, juego a la pelota o salgo a carretear. Caminar me gusta harto también, puedo hacerlo un montón de rato. Subir el San Cristóbal y después devolverme hasta Santa Ana. Eso me ayuda a pensar y me gusta.
Mi tiempo libre y la música van de la mano. Cuando no estoy directamente tocando con la banda, igual escucho y estudio música. En ese caso, se entrelazan porque utilizo gran parte del tiempo en la música misma.
El ocio es aquel momento en que no tienes mayores responsabilidades. No estás presionado para hacer algo, sino que empleas tu libertad como lo deseas. Socialmente tiene un gran valor ya que representa el tiempo en que la gente es feliz. Cuando está en sus vacaciones, sin hacer nada, sin sentir responsabilidades ni preocupaciones.
En el campo de la música el ocio es relevante ya que es el momento en que tú tienes la posibilidad de conversar o de exponer tus pensamientos con las otras personas acerca de eso que te gusta hacer. Por ejemplo, me imagino un momento muerto donde estás sentado con tu banda escuchando música y hablando si te gusta esto o aquello. Qué rumbo quieres tomar y ese tipo de cosas. Por eso los momentos de trabajo y de ocio se mezclan, tampoco vas a estar en ese trabajo estresándote todo el tiempo. Necesitas ese respiro para poder despejarte.
La enfermedad puede ser jodida. Cuando uno se resfría hay momentos en que casi no puedes hablar y quedas inhabilitado para cantar. O haces deporte y te fracturas el brazo, ahí cagaste. Me pasó con mi tobillo. Y a mí que me gusta saltar harto mientras toco, tenía que estar todo el tiempo pegado al piso sin poder hacer nada.
Respecto a las vacaciones y fin de semana, para mí no existen como tiempo de descanso. Mis pegas son muy irregulares. Cualquier día puede significar trabajo y cualquier día puede significar ocio. No hay nada definido. Pero es lo que me agrada y lo que quiero. Me da miedo la rutina. Estar esclavizado a una pega y trabajar de lunes a viernes.
He pensado en la paternidad y no quiero ser padre. En este momento no me puedo proyectar porque no tengo el poder económico para ser independiente. Entonces es imposible imaginar una vida responsabilizándome por otra persona. Además, siento que ya hay muchas personas en este mundo. Está sobrepoblado. Entonces traer una personita no es una opción para mí. No es algo que piense y sienta que quiero.
Todavía no existe la opción de retirarme de la música. A veces hay desmotivaciones que te llevan a pensar en salirte y tener una vida regular. Cuando pierdes mucha plata y no ganas nada. Pero ese pensamiento se va rápidamente.