«Elige un trabajo que te guste y no tendrás que trabajar ni un día de tu vida», reza la máxima de Confucio, cuya circulación popular en tiempos actuales parece estar estrechamente ligada al estilo de vida de los artistas. En la labor artística parece estar la clave de un trabajo que no parece trabajo, sino que se experimenta como todo lo contrario. Las formas en que los artistas han gestionado históricamente el binomio trabajo/vida ha dado lugar a un modelo laboral celebrado y replicado desde otros sectores productivos contemporáneos, en tanto encierran la promesa de una existencia libre del tedio y el sinsentido de un trabajo esclavizante. Cuando las prácticas que proporcionan el sustento son gozosas, estimulantes y hacen posible la realización personal, ¿dónde termina el trabajo y empieza el ocio?